miércoles, febrero 21, 2007

Pasaba por aquí

Me he sentado aquí enfrente de mis últimos cuarenta años, casi a la vera de mi última primavera, detrás de todos, sin signos que me identifiquen.
El viento seco cuartea las regiones de mi memoria y levanta en remolinos hojas secas en mi pensamiento...
A lo lejos ya veo brillar mis pantalones cortos...
Son los años peores los que por mucho empeño no se recuerdan. De ellos tan solo sabemos que están allí, que irremediablemente están allí, y que jamás vendrán del recuerdo. Solo se recuerda lo que se vive, la infancia no se vive, acaso se pasa por ella sin mucha ilusión que acumular; El recuerdo se duerme y más tarde desaparece, de un día para otro, quizás de una hora para otra. La vida así no hace mellas, no deja recuerdos, a lo sumo olores y sabores que por segundo nos lleva a correr entre manzanas o por la cocina de quien sabe que persona y uno no se esfuerza en más.
Tampoco se aferra a ella, significaría ahogarse bajo el peso de imágenes de palabras presumiblemente nunca vividas, presumiblemente nunca dichas (a nosotros no)....