miércoles, febrero 04, 2009

A aquellos de nosotros que deberíamos haber sido amantes

Rosa Vidal Tosas
La tarde tiene una tonalidad sepia. El azul del mar y del cielo es un azul sepia, lo que hace más difuso el horizonte ocultando el amarillo del Sol.

Te miro aquí, tumbada. Yo estoy aquí, junto a ti, repitiéndome, mentalmente, todas las ideas, mientras a lo lejos un niño hace castillos de arena y las olas baten fuertemente deshilándose en millones de gotas azules.
Te miro, aquí, en la misma arena en la que otros también se han tumbado. Tu bañador es amarillo, pero no lo miro, miro tu rostro y pienso que eres hermosa.
Te oigo respirar dulcemente, mientras te vas montada en un largísimo adiós y pienso que es la primera vez que te veo, como al principio, sosegada, sin crispaciones, sin angustias a flor de vida.
El crío allana con un rastrillo la tierra, quitando las conchas desenterradas, que deposita en un cubo rojo, mientras que con otro va humedeciendo la arena

Te contemplo dormir y pienso en ti, en nosotros.¡Dios mío¡ qué jóvenes éramos, que jóvenes somos aún. De niños nos hemos convertido muy pronto, demasiado pronto en pareja, por eso aún persiste en nosotros los caprichos y los enfados justificados. Por ello nos encontramos perdidos en nosotros ¿cómo no perdernos? Es tan difícil, hace falta tanta fuerza de carácter, tanto equilibrio.
El chico va agrupando la arena húmeda y con sus manos va perfilando las murallas mientras que con una palita azul va haciendo incrustaciones a modo de almena que compacta con el dedo
Veo como duermes, y en tu rostro no hay miedo. No estas al acecho. Te observo una y otra vez. Te conozco tanto y tan bien…. Quizás hemos envejecido antes, pero ¿de qué manera y a qué precio? A fuerza de querernos nos hemos ido haciendo daño. Y porque nos queríamos nos hemos ido cerrando en nuestros defectos y virtudes. Al principio te encerrabas en ti, en ocasiones, luego fue haciéndose un hábito (como la sacarina) y creo que ahora es una necesidad. Yo he de respetar tu intimidad, pero eso te hace mas vulnerable y en el fondo te lastima.

Tú nunca has aceptado, ni siquiera comprendido este papel que te ha tocado vivir. Te revelas una y otra vez contra ti (¿Y quién no lo ha hecho?) pero tu lucha no conoce fin, porque tú misma eres lucha y es por ello que siempre estas en guardia y te sientes perseguida. Ahora dulcemente dormida, abrazada por el sol y por el salitre que se reparte por los angostos poros de tu piel primeriza, te veo serena.
Con los dedillos de las manos va horadado a ambos lados de la barbacana hasta que una sonrisa le delata y ya sabe que ha abierto una portilla
A veces pienso si vivimos juntos o solamente a nuestro lado….
Te miro mientras duermes y pienso que tú misma te dices: “Vamos a inventar crear resistencias para que de esta manera todo tenga mas sabor” Sino no tendría sentido este distanciamiento tan cercano. Tú estas aquí pero demasiado lejos como para comprender que mi destino me quita con una mano lo que me da con la otra y esa es mi única angustia.

Tú te ciñes rápidamente tu corona de orgullo y como un victorioso romano saludas a todos desde tu pedestal. Pero a mi no me puedes engañar, porque por dentro algo se tambalea y antes tus ojos eres la primera en caer. Tú no has querido que te recogiera. Pero ¿no es ese el verdadero precio que debemos pagar.
Se afana en traer otro cubo de agua al que incorpora entre grititos arena y rápidamente la vuelca en una esquina de la muralla golpeando suavemente con la pala el culo del cubo y suavemente lo va levantando, aflorando en sus ojos la sorpresa de encontrarse con una almena a la que remata con conchas que su madre descuidadamente le va facilitando
Nada ni nadie nos obliga. Solo nuestro corazón. Yo no creo que sea miedo a separar la vida. ¿Cuando te vas a explicar que te debes a mi como yo a ti por el simple echo del amor. Ese amor que debemos buscar, no la dicha propia sino la de los dos?. En ese caso las perspectiva no tienen limite..

Tú aquí tumbada, con tus hermosos ojos cerrados no escuchas mis silencios
Poco a poco la playa se va quedando sola. La madre se lleva al niño que con resignación ve cada vez más lejos su fortaleza. Su castillo ha acabado. Si vieras lo hermoso que es….
Y ahora ya ves Te miro mientras duerme. Las olas poco a poco tamizan el castillo de arena. La larga escalinata va desmoronándose y las conchas vuelven, de nuevo, a hundirse en la arena, después de un breve instante de flotar entre la espuma… Te miro una y otra vez. Quiero que todas mis miradas te conforten. Decirte una y otra vez que nunca has estado tan hermosa. El mar se va adentrando hasta nuestros pies y tú estas aquí, tumbada, tan tranquila. ¿Para qué despertarte?. También yo podría confundirme con esta tonalidad sepia y pasar desapercibido entre las conchas que se hunden en la arena. Mañana sería el tesoro de un naufragio Pero es que te amo. Te amo tanto.