Parece que siempre hago las cosas a destiempo y nunca doy con el instante preciso.
Venía de tan atrás...
Hacía tantísimos años que no oía esta melodía, que en aquel tiempo supuso tu
nombre, que me arañó el alma. Entonces me apoyé
en el tronco inclinado de la memoria y
volví a cerrar los ojos para ser otra vez yo con quince años, para vernos de
nuevo a los dos andando mientras en la calle hay un silencio absorbente. No se mueve, a nuestro lado, ni
personas, ni automóviles. En el cielo claro de la tarde de mayo no hay pájaros.
Es como entrar directamente en la boca del pasado.
Tu pelo rubio era una
melena corta y ahuecada con las puntas hacia arriba No podría decir cómo eran
tus ojos aunque recuerdo que me gustaban cuando me miraban. Tu cara si sería
capaz de reconocerla, después de tantos años. Eras guapa, y cuando sonreías lo
eras aun más. Me vienen a la memoria tus
labios, tan suaves. Indecisos entre la sonrisa y el silencio, pero para
serte sincero no podría decirte gran cosa de ellos ahora.
Siempre sentía ganas
de acariciarte y ese pensamiento me ponía los nervios a flor de piel. Ya sabes
esas mariposas que hormiguean en las
paredes del estómago
Era agradable estar
contigo. Eras muy diferente a las niñas que entonces conocía. Muy diferente. Me
encantabas cuando sonreías y
enredabas un mechón de pelo en tu dedo,
mientras me mirabas de esa forma tan persuasiva. Si me hubieras podido dejar los ojos un instante seguro que me
hubiera visto con esa cara de sorpresa
que me sube cuando soy feliz. Si te hubiera podido robar la palabra quizás
te hubiera descrito cómo me hacías
sentirme de lleno
Y una tarde nos
estrechamos largamente, con fuerzas y yo aspiré el olor a hierba húmeda y musgo
que tenia tu cuello. (Entonces leía mucho a Neruda, así que el recuerdo que
perdura de tu fragancia es esa ¿Podrás perdonarme?)
Tus manos, grandes
para mi costumbre eran eternas en esas escasas tardes que jugamos a
descubrirnos.
A decir verdad, para
no tener no tuvimos ninguna historia que sea digna de recordar, nada que pueda,
ahora, con el paso del tiempo, volverse,
como esquirlas. Aquello tan solo puede levantar la escayola, el yeso del recuerdo, de ese inesperado
recuerdo, dejando al aire momentos y personas
que traen nostalgia. No hay vencedores ni vencidos. Villanos o heroes
Fueron escasos días.
Por entonces yo estaba interno y muy lejos de aquí. A veces venia los fines de
semana, a veces…Pero recuerdo que de los pocos que vine hubo algunos que, al
igual que hoy al encontrarte en facebook , me hicieron felices.
Quizás, bueno quizás
no, seguramente, no te acuerdes de entonces,
ni me recuerdes. A lo mejor ni
trates de esforzarte en escarbar en tu memoria para que afloren aquellos
escasos días de cuando teníamos quince
años, (tú tenias catorce, o a lo mejor yo dieciséis y tú uno menos, vete tú a
saber ahora)
Cuarenta años más
tarde no me he vuelto joven, otra vez, pero me ha hecho feliz.
Solo era eso para una
tarde sin muchas prisas y con algunas huellas venidas de ese tiempo que ahora,
se asemeja a una tarde gris de un domingo cualquiera