sábado, diciembre 06, 2008

La vida se nos llena de penúltimas cosas.

















Claude Monet La casa azul en Zaandam (1871).

Como el mes de noviembre y el sábado, como el ocho y la penúltima vez que se acaricia la piel tersa que recuerda el dulce olor de la primavera estallada entre dos cuerpos que se aman.
Como el otoño del dos mil siete y como las once y cincuenta y ocho de una noche llena de silencios, de sombras y tragos cortos e intensos.
Como el melancólico azul tristón del arco iris y el rojo ensordecedor e intenso del sol rojo antes del anochecer.
Como el verdor del trigo antes de la cosecha estival y como el amarillo-oro de las hojas de los robles antes de caer en los fértiles suelos, profundos y húmedos
Como “Contraluz*” besando con su contraportada gris el ultimo libro de la balda y como “Bookends “de Simon &Garfunkel
Como el color rojo cuando sale la Luna en cuarto creciente y el refulgente relámpago en la oscuridad de la noche que precede al lento trueno.
Como el dedo índice y los visillos blancos delante de la ventana. Como las tontas equivocaciones que se corrigen y la rana verde que se convierte en príncipe.
Como las vísperas y la madurez, como una copa a las seis de la mañana y como la cilíndrica vocal “o” clara y palpable. Y la finalista consonante “y “que no acaba la carrera.
Como el valle que deja el agua del río para escabullirse entre los pedregales hasta el mar y como el gusano de seda antes de ser una lindísima mariposa policromática, que se dejó pegado en el trozo de sudario en el que ha pasado todo el invierno.


La vida está llena de penúltimas cosas, de penúltimas orillas.
Lo penúltimo es corto pero alarga las sombras porque el sol roza el monte detrás de nuestra espalda.
Hay penúltimos sorbos, como hay besos penúltimos y penúltimas curvas para mirar lo andado.
La vida se nos llena de penúltimas cosas.
El penúltimo día del verano, lleno de penúltimas orillas donde mirar.
La vida se nos llena de penúltimas cosas.

* Contraluz es el libro de Ricardo Martín Reina Editorial Sarriá