martes, mayo 01, 2007

Llevo unos días...

Llevo unos días que ya no se como vivir. Miro a mí alrededor y solo veo a madres cruzando las calles, con sus hijos de las manos. A señores mayores que a duras penas caminan un trecho seguido, sin mucho interés, por el ecuatoriano de turno. A gorrillas ayudando, con gestos tan grandilocuente, como vacíos, a aparcar el coche en un lugar imposible.
El limpiabotas sigue lustrando los zapatos, con sus manos sucias por el betún, a la misma vez que encienden el cigarrillo con la colilla de otro que aun no han acabado. Mientras en la barra de esta cafetería dos conocidos fanfarronean de la noche anterior, (que a juzgar por sus ojos pasaron en la más triste de la soledad) a la vez que de soslayo un cura sin su cleriman, arquea los ojos, que levanta del periódico, que lee sin mucho interés.
En un acto reflejo todos miramos por la cristalera al oír los repetidos pitidos impacientes de un coche que quiere salir...
Y otra vez volvemos a la rutina...

Oigo canciones y se me derrumban las lágrimas, tristes, sin saber muy bien por qué, y no distingo las ternuras del alma, y cuando alguien me cuenta algo de relieve, no soy capaz de entender nada, como siempre hacía. Todo en mi es desinterés, indiferencia, despreocupación, abandono.
No debería venirme abajo, a veces me necesito, aunque sea para ver tu risa loca, volcándose en todo que nos rodea, para oler el azahar que en tu pelo se impregna, para tocar tu piel. Tu piel, que viaje...