viernes, febrero 29, 2008

¿qué se hicieron de mis amores?


Tengo la sensación de haberme quedado atrapado en un eterno atardecer, ahora que contemplo los días con cierta honestidad.
Fuera llueve con inequívoca melancolía. No hace frío para ser febrero pero la tarde se va enfriando a medida que las sombras dejaron de proyectarse contra la pared y las cucharillas de café se fueron secando.
Como un pañuelo, azul, que custodia la memoria y del que te niegas a desanudar me viene, en esta tarde abantona, la misma pregunta irritante y molesta que me ronda desde hace tiempo: ¿Qué se hicieron de mis amores?
No estoy seguro que me evoquen cuando doblen una esquina, cualquiera y llegue el olor de la fragancia Atkinson , incluso no creo que recuerden esa colonia. Pero yo aun puedo traer a la memoria el nombre de muchas de ellas, aunque sobre todas emerja Chanel n’ 5. No puedo olvidar la mítica Chanel N’ 5 de Rocío que a escamoteadillas sisaba a su madre. Comenzaba a verla, entonces, arrebujada, con unas gotas desnuda sobre la cama Mas tarde descubrí, no sin mucha desolación, que para dormir, como todas, usaba pijama
Me embruja el suave aroma de la piel de mujer, el olor de su pelo, del sudor recién rezumado, sentirme transportado por la ácida fragancia de su sexo. Ningún olor es mejor que el del cuerpo de la deseada y yo, entonces, deseaba a tantas…

¿Qué se hicieron de mis amores?
¿Recordaran las tardes frías (entonces las tardes eran frías y grises, como aquellas fotografías, ahora sepias, por el tiempo, donde los abuelos se retrataban como los reyes) en las que jugábamos en los futbolines y mascábamos chicles, después del cigarrillo para no tener mal aliento cuando robábamos besos a la tarde en los soportales de la plaza y nuestras manos hurgaban preguntonamente dentro de mis pantalones y de su falda.? Entonces el sexo tenía sabor a menta o a regaliz, a sudor fresco; ese sabor de satisfacción, con los que con la risa tonta llegabas a casa.

¿Qué se hicieron de mis amores?
¿Despertaran a la magia y al misterio, a las fuerzas primitivas de la Escocia, mas desolada, esa donde se termina el mundo en El verano del Lobo Rojo; Historia de amor que tantas veces leía. O esa huida de la civilización, del mundo complejo que dejamos para adentrarnos en el Navegante, llenos de envidia por esos mares tan lejanos
Después del tiempo que ha pasado, habrán arrinconado a Emil Sinclair ese crío que ha vivido toda su vida en el Scheinwelt ,al que Max Demian lo llevaba a él y a nosotros, de una forma enigmática, por los senderos del auto-razonamiento destruyendo paradigmas materialistas que antes a él y a nosotros nos rodeaban?
¿Seguirán bailando en palacios nevados o cerca del mar con Isadora Duncan? Releerán, cuando las tardes estén vacías, y no haya mucho que contar a Don Pablo Neruda. Sentirán, de nuevo, sus versos correr, y repartirse entre los angostos poros y el salitre de una piel, ahora ajada pero antes primeriza.

¿Qué se hicieron de mis amores?
¿Habrán enterrado a Bob Dylan, a Paco Ibáñez, al Nano a Cafrune en las alacenas de sus casas en la playa? ¿Habrán vuelto a Vibrar con EL puente sobre aguas turbulentas? (Navega chica plateada todos tus sueños han venido a colmarse. Mira como resplandezco…)
“Bailaremos con Leonardo hasta el final del amor” nos prometimos en una noche de verano. ¿Habrán bailado con otro? O ¿se habrá acabado el amor tan pronto como el nuestro? ¿Qué se hicieron de mis amores?
Casi treinta años mas tarde, ¿olvidaron nuestro primer beso? Ese que se jura no olvidar y que ahora nos ruboriza nada más que evocarlo.
¿Habrán ido, ya, a desayunar al escaparate de Tifany, a andar descalzo sobre la hierba del central park?¿ Habrán recorrido las orillas del Sena buscando los libros prohibidos?. ¿Habrán corrido bajo la lluvia por Les Champs-Elysées?¿ Cantaran aún en Portobello Road las viejas canciones de Victor y Diego y seguirán comprando la ropa en el Soho y los vinos en King's Road. O simplemente iran a Covent Garden , y a las boutiques y tiendas de Bond Street y Old Bond Street para vestir a sus hijas?
¿O todo se ha quedado en un celuloide amarillento, en un trozo de película olvidada y abarquillada por el tiempo?
¿Me reconocerían, ahora que las canas ya me han hecho viejo y las manos comienzan a tintarse? ¿Que mi paso es más lento y la memoria solo desempolva aquello que se le antoja prescindiendo del resto?
¿Qué se hicieron de mis amores? ¿De aquellos tiempos que se vienen de golpe en tardes, tristes, como esta? A lo mejor se me quedó en las entrañas briznas de felicidad. A lo mejor… Bailaremos con Leonardo hasta el final del amor


PD
Dejé en el tintero tantas cosas que alguna vez volveré sobre el tema