jueves, junio 07, 2007

carta a una desesperada

Me pides que le de publicidad a esta carta que te mandé hace ya unas semanas. La verdad es que no lo creo necesario. No tiene ningún valor, ni sentimental (sólo el que nos une y que es ajeno a los demás) ni de ningún tipo, pero como yo soy obediente lo hago solo para ti y en recuerdo de esas tardes en las que uno a uno exploramos los puestos de la rivera del sena buscando libros que jamás encontramos y que los dos lo sabíamos.
Sólo espero que recuerdes que la Tristeza es lo que se siente cuando los platos están muy rotos.
Querida Ana:
Nunca hay mucho que decir entre los momentos de nuestros juegos y verdades. Nunca hay mucho que leer entre las líneas de lo que necesitamos y de lo qué tomamos. Nunca hay mucho que hablar o que decir en voz alta, pero hay momentos en que debemos decirlo de todos modos. Sobre todo cuando los sueños se rompen y se deslizan de alguna manera lejos, de los días de fiesta del ayer.
Vivimos más allá de nuestros medios, en los sueños de la otra gente y eso está teniendo éxito. Entre las líneas de fotografías, vemos el pasado y eso es agradable y doloroso a la vez porque nunca hay mucho que hablar de lo que soñábamos. Estas viviendo una época de tu vida en la que te está dejando sin respuestas, quizás porque no las haya, quizás porque no te convengan o quizás porque no te convencen, simplemente. A veces la vida no es todo lo que soñábamos (ese tiempo reservado y entre líneas en la que se es sumamente feliz) entonces es cuando hay que volar
Hay agujeros en tus zapatos Hay agujeros en tus ropas Hay un agujero en tu corazón donde seguro que hay alguien Hay un agujero en tus labios donde besabas. Hay un agujero en el agujero y nada, ahora, te cabe Hay un agujero en ese desierto en que parece que se ha convertido tu vida. Parece que eres oculta y sorda y muda, pero solo parece… Fíjate, si tomáramos un albún de foto (eso lo haces tan a menudo como llorar)te sentirás con ganas de decir tantas cosas que pensaste en el tiempo de la fotografía y ahora es un tiempo en el que han cambiado los días y no sabemos el porqué y nos asusta. Las fotografías son como los sueños: a penas una memoria que se descolora rasgada por el tiempo. Somos las mismas personas pero cambiadas y o crecemos para arriba o moriremos en el recuerdo para abajo. Solo hay que elegir lo que queremos. Y viendo la soledad en la que hoy vives, y viendo ese país de las maravillas en donde las heridas no se curan, las paredes no hablan y los pasos no suenan hay que ir rompiendo los silencios, quemando las soledades y tirando los edificios en los que está construida tu vida. Ánimo Ana.ánimo, tu eres todos los caminos que quieras hacer y siempre estaremos contigo. Y recuerda que cuanto mas profundamente te ahogues más arriba iras.
Besos Pablo