martes, enero 29, 2008


Qué lejos queda ya el 29 de Noviembre.
Atrás quedaron las palabras. Atrás. En un año que acabó con algunas ilusiones, con algunas esperanzas que navegaban sin ruta fija por el mar de los deseos.
Atrás quedaron muchos kilómetros muchos paisajes y paisanos que ahora, mirándolos desde la quietud de una tarde sin prisa, parecen tan lejanos como un siglo con todos sus días.
Atrás quedan casi 1700 entradas en este blog varado en un puerto remoto donde las mareas mueren antes de llegar al fondeadero y los barcos solo atracan en un triste equilibrio de mantenerse a flote por mantenerse a flote; Supervivencia en un mundo tan vertiginoso, tan expeditivo, fulminante, apresurado y tan momentáneo. La vida así, no tiene sentido.
Atrás quedaron muchas conversaciones; Una vida de vino y rosa embriagada por el optimismo de abrirme y recibir más de los otros. A veces las espinas del fracaso convirtieron en una desventura esta relación.
La vida pasa y los nombres de las personas solo fueron eso, nombres de personas que estaban en nuestro mismo tren y que fueron bajando en las distintas estaciones. Guardamos algo de ellos en nuestras maletas; Aquello que nos hace ser de una forma distinta cada vez que arranca el tren y deja a los otros de espaldas a nosotros y los va haciendo cada vez mas pequeños, hasta que se pierden de vista. Luego la vida sigue.
Bienvenidos a la dicha bisiesta del por venir. Son grandes las esperanzas que tengo puestas en este año que recién comienza.
Así que atrás dejo los tiempos que siguieron al 29 de Noviembre, refugiados en el estuario del recuerdo y arropados del viento de la tristeza por los requeríos de la memoria