miércoles, marzo 29, 2017

Esos instantes robados a la hermosura

Boulevard De Clichy-Vincent van Gogh

Salí tan demasiado temprano que en la calle solamente había los personajes de la noche parisina. Las putas cada vez más cansadas y menos vestidas. La humedad pintarrajeaba  la tristeza en sus caras, mientras  seguían mis pasos, con casi ninguna esperanza, desde los jardines, frente al impersonal   ”Goldhotel”, bajo el frio y junto  los castaños de indias. Una nube gris cubría como una mortaja el  Boulevard de Clichy. En el otro lado a penas se distinguían las luces del Moulin  rouge.
De nuevo vago sin rumbo por unas calles, que  tuvieron un tiempo en mi historia. Un tiempo desnivelado, con una sola situación, con una sola posición de verlo, con un solo rincón para vivirlo
Entonces no teníamos años. Los muslos separados, guiñando un ojo. La lengua entre sus dientes. Mis dientes  en sus mejillas y mi mano izquierda alborotando su pelo mojado. Los pezones pequeños pero tan duros.  Pasaba  ella con el torso desnudo y le vi el alma. Su cuerpo, mi tierra. El recuerdo de mis pasos en su piel. Su olor .Mi secreto.

No, no puedo omitir ningún  fragmento de aquellos  instantes mágicos. Los guardé para siempre, idénticos. Necesité guardarlo   igual que fueron,  para cuando esa emoción se fuera. Sabía que  invariablemente lo haría. Solo quería volver a esa imagen cuantas veces lo necesitara. Recuperar este desconcierto cuando quisiera  sin necesidad de elaborar recuerdos que recuerden recuerdos. Lo único que debe quedarme es la memoria de esos momentos cuando fui interminablemente feliz y sentía que no me importaba nada más. Exactamente como ahora que cada día conserva aún la huella del primero, que cada día conserva aún la huella del primero