domingo, marzo 30, 2008

¿Qué será, qué será?

Mujer frente a la ventana (Eduardo Vicente)



La vida está llena de tristes y amargos peros que nos impiden ser otros

miércoles, marzo 26, 2008

no hacia mucho frio



No hacia mucho frió esa tarde. La plaza estaba solitaria. La vieja que vendía los arvejones para las palomas estaba acurrucada bajo una gran manta marrón ya raída por el tiempo y buscaba los tímidos rayos del sol del mes de febrero con movimientos continuos de la silla plegable en la que se sentaba. Había pocos niños ese día corriendo detrás de las palomas, por lo que éstas estaban tranquilas.
Me senté en un velador y comencé a divagar con las palomas: Se alimenta a base de granos, semillas, pequeños frutos y restos de comida y basuras, consumiendo alrededor de 500 gramos de comida a la semana. La digestión la realizan de forma rápida y, al carecer de vejiga, están continuamente deponiendo excrementos, tanto apoyadas en el suelo como en vuelo. En estado salvaje llegan a vivir hasta 15 años o más, pero en el ámbito urbano apenas superan los 5 años de vida. Aunque pueden pasar sin comida durante dos o tres días, es indispensable la toma de agua, que utilizan tanto para beber como para lavarse. Por ello, la presencia continua de palomas en las fuentes de cualquier ciudad... - ¿qué va a tomar el señor?- me saco de mi reflexión interna el camarero
-Un café- le pedí sin mucho convencimiento y escrutándole de una forma poco cortés. Le miré como se iba sin mucha prisa, con la bandeja bajo del brazo, después de apuntar en una libretilla, ya desgastada, unos signos que supuse que significaban café,
El viento de la tarde traía las notas de un carrusel lejano que estaba vacío, las tristes notas de Moon river . La tarde era triste y yo estaba excitado por la cita, pero de golpe quedé melancólico y perdido en una suerte de recuerdos que golpeaban por salir.
1971, era verano y el cine los Remedios reponía esa calurosa tarde de domingo Desayuno con Diamantes. Aquella Holly estaba preciosa y chispeante. Superficial en su existencia y amarga en su insistente búsqueda de la felicidad a base de desayunar contemplando el escaparate de la lujosa joyería de Tiffanys o aquel escritor en ciernes, Paul Varjak,mantenido por esa mujer madura mientras esoperaba alcanzar el exito.
“Moon river, wider than a mile
I'm crossing you in style some day
Oh, dream maker, you , heart breaker
Wherever you're goin', I'm goin' your way…”

Allí donde vallas seguiré tu camino, Allí donde vallas seguiré tu camino, Allí donde vallas seguiré tu camino... Pensé que martilleaba mi cerebro, la frase, pero al alzar la vista del suelo me sorprendió el camarero con el tintineo de la taza en el plato que venia desde dentro Era otro, con los andares mas pausados y transportaba en sus zapatos el polvo de la plaza.
Se fue mi adolescencia arrastrada en las suelas del camarero, que sin prisa volvía al calor del interior. El Carrusel se había silenciado y las palomas se arremolinaron alrededor de una pareja que acababa de llegar, con golpes de alas y lúgubre zureo. Voraces.
-qué año ese ¡ me dije mientras se asomaba la cara de Aurora con esos ojos tan grandes y su pelo pelirrojo anudado atrás para que se le viera mejor la cara llena de pecas sentada en las incomodas butacas de un cine de barrio, de mi barrio. Con Aurora aprendí a besar. A besar como lo hacia Audrey Hepburn . Ella cerraba los ojos y bueno yo ya no me acuerdo si los cerraba o los dejaba abierto, pero si recuerdo que sus besos sabían a chicle de menta. (No se donde los dejaba cuando nos besábamos porque parecíamos una pelea de pulpos, tan poco se lo pregunté nunca) Me dejó un buen recuerdo Aurora. Aurora sabia cantar muy bien Moon river y se acompañaba de una guitarra mas grande que ella, que sostenía entre sus piernas con un equilibrio calculado.
- ¿Va a tomar algo mas el señor? Me preguntó el camarero, mientras ponía un tique con el precio de la consumición bajo el vaso de agua.
-No gracias. ¿Cuánto es? Saque la cartera del interior del abrigo y le entregué un billete esperando me diera el cambio. Se fue y aproveché para escribir en el tique “Aurora gracias por llegar e instalarte en la orilla, como lo hacen las aguas en la costa marina. Me trajiste recuerdos de lo que fui ayer. Gracias por la ternura volcada en el hueco de mis manos vacías Gracias por ponerle alas a mi alegría y con ellas recorrer la vida” (Son costumbres que desarrollé desde muy pequeño, cuando quería impresionar con alguna cita, que no era capaz de aprender. Lo guardé en la cartera al lado de tantos papelitos amarillos, verdes, rojo… Cada uno tenía una categoría.)Y quedé allí mirando la plaza que cada vez estaba mas oscura.
-El amor, le indiqué al camarero que me traía el cambio y que no dejaba de hacer gestos y mirar de hito en hito a la pareja que estaban sentadas en un banco del parque besándose apasionadamente
- Si, si el amor. Pues podrían hacerlo en su casa en vez de aquí al lado de todo el mundo.
Miré alrededor y ya no quedaba nadie, la vieja vendedora de arvejones
se había marchado y las viejas farolas isabelinas comenzaban a encenderse tímida pero concluyentemente. En las fuentes el agua se había escarchado y las palomas habían huido en bandadas haciendo el silencio mas denso.
Eran las 6 de la tarde y parecía que ya no iba a venir.
Sólo descolgué el teléfono y ya reconocí su voz. Habían pasado cuatro años, me dije, mientras dibujaba el movimiento de abajo hacia arriba de su cabeza cuando comenzaba a sonreír y su pelo sedoso y casi rubio que se balanceaba con ese movimiento tan coqueto y espontáneo, pero que me volvía loco. La creía, bueno no muerta, pero hacia mucho tiempo que había dejado de pensar en ella, que había salido de mi existencia. Por eso cuando dije su nombre sentí que mi propia voz surgía del abismo. Acaso porque la emoción me devolvió al lugar donde todas las voces del pasado suenan ahogadas. Ahora ella estaba aquí, en algún lugar de esta ciudad, a miles de kilómetros de la pesadilla, llamándome desde una cabina con el rutinario temblor que recordaba tan bien
La habitación del hotel con ese color neutro e impersonal se lleno de su risa y el espejo comenzó a devolverme su cuerpo. Ese cuerpo que tantas veces antes yo había recorrido
En un principio no pude entenderla bien pues los recuerdos se agolparon en mí cerebro impidiéndome atender la realidad pero me sosegué pronto al ver que ella adoptaba esa postura calmada de siempre y la conversación telefónica fue la siguiente:
-Hola
-Hola, Cuánto tiempo
-Si ha pasado mucho tiempo
-y mucho silencio, le espeté con energía, ¿Qué quieres?, fui directo a la pregunta
- Saber de ti.
- Eso no es cierto. Estas bien enterada de mi vida
- Es cierto, lo se, pero necesito verte. Es urgente.
La luz, pugnaba por pasar entre los ocres visillos. Viéndose la estela de polvo impalpable. Estaba atardeciendo. Y en esa quietud que viene después del trafago del día, de pronto volví a sentirla.
Volví a vivir su olor de hembra. Y me la encontré, desnuda sobre el sillón como otras tantas veces, en esa y en otras habitaciones, que conmigo había estado.
-¿Pepe?. ¿Estas allí?
-si, si estoy . Estaba pensando en…
-¿En mi? Me cortó sonriendo
-No, bueno… ¿Qué es tan urgente?
Necesito hablar contigo, verte.
-Vale esta noche tengo un rato después de la cena, si quieres paso a recogerte o vienes al hotel. Y hablamos.
-No. Busquemos un terreno neutro.
-¿Neutro? ¿Neutro para qué?
-Neutro para que sea neutro y ya está- Esa era ella.
-Vale mañana por la tarde ya he acabado de hacer todo lo que tenia que hacer aquí. ¿Te viene bien?
Esperé un rato a que me contestara y escuché como las monedas caían en el teléfono y a lo lejos una ambulancia venia demasiado deprisa. –Vale me viene bien. ¿Conoces el parque santa Luisa? Hay un velador que da a una fuente grande? ¿Allí a las 5 de la tarde?
-Y te parece neutral ese parque?
- ¿No lo es? ¿Hemos estado allí alguna vez?
-Claro que si. No lo encuentro neutral. Con el auricular en la mano, la veía detrás del teléfono, respirando fuertemente.
-Perdón no lo recordaba, pero lo prefiero a la habitación de tu hotel. Se que acabaré metida entre las sabanas y..
- Yo no lo creo. Se acabó o ¿no lo dejaste así de claro la última vez?
- Pepe siempre serás el mismo. Nos vemos en el parque a las 5 mañana. No faltes es urgente.
-Adelántame algo. Pero sólo oí el silencio en el teléfono pues ya sólo se encontraba en mi mente.
Aquella noche no dormí bien. Fue una dura batalla contra el recuerdo que perdí. Me dejó heridas que solo la ginebra del minibar de la habitación del hotel podía curarme.

sábado, marzo 22, 2008

Brindo por el Viento


Es una entrada antigua pero es que ahora la encuentro tan vigente...


Brindo por el viento,
Por todos los vientos.
Por los que tienen nombres de geografías
y por las sencillas brisas venidas,
de Dios sabe donde.
Por las locas ráfagas que hacen señales.
Atándose a las caricias.
Brindo, con mi copa transparente
Por todas las corrientes que desordenan tu pelo,
y lo recogen,
y lo mecen tras tu cara encendida
Me gustan tus manos, tus dedos oscuros
coronados por la nieve de tus uñas,
Cuando en el arrullo del viento,
tejen cada racimo de tu pelo
porque entonces cae de tu cara
la semilla de tu última risa

jueves, marzo 20, 2008

avion sobre Cazulilla


Fue una casualidad del inicio de la primavera

martes, marzo 11, 2008

Y mi boca se lleno de aire

(Mujer inclinada, de Pierre Bonnard.)

Y mi boca se llenó de aire
para pronunciar tu nombre.
Mis manos te buscaron
en lo mas negro de la noche
y mis dedos perfilaron
tu oscuro cuerpo lleno de sombras.
Anhelando la tibieza de tu alma
mis ojos recorrieron
toda la amplitud de la Tierra
En donde yacer con tu cuerpo