Mi casa
Cazulilla
Tantas líneas apretadas, tantas palabras cosidas unas a otras…
Mi infancia está toda aquí. Tengo fresco en la memoria estos olores de la dama de noche y del jazmín, del dulzón aroma del azahar. De la tierra húmeda con las lluvias ocasionales de Agosto Mi infancia está en estos sabores de la fruta madura y tibia que sorbí entre mordiscos en las tardes de verano. De la piel primeriza, que sobé tan torpemente en los claros oscuros de los graneros. En la pipa aventada de la era. En el sonido de la lluvia cada vez más intenso, más gris y más triste, cayendo por todas las besanas. En el zumbido de toda clase de insectos que revolotean en las tarde de julio y de octubre. En el chisporreteo de la madera prendiendo en la chimenea. En el viento que susurra entre los trigales y se marcha montado en un adiós En el rumor de las aguas que atraviesan Cazulilla y que traen saludos de lejanas tierras
En los colores de un cielo que empezaba a teñirse de tonos rosáceos y anaranjados cuando atardecía o gris y ceniciento cuando amanecía. En el verde triste del otoño y en el color alazán de mi viejo Chinchorro trotando en la alameda.
De estos materiales están zurcidos mis sueños
Son como heridas escritas en los márgenes de mi historia. Lo vivido me ha dejado cicatrices, magulladuras, arañazos La vida no admite retornos
(P.D.)A lo mejor se me quedó en las entrañas briznas de felicidad. A lo mejor…