Recuerdos de Tortuguero
Jean
Pierre Bergoeing
De
pronto el cielo se oscureció cubriéndose de nubes, y las primeras gotas
tintinearon sobre las hojas.
No
se acostumbraba a los aguaceros con los que el cielo envolvía, todas las tardes,
Costa Rica y abrazaba apasionadamente Tortuguero. Parecía que el mundo se fuera
a acabar.
Moví
la mano para acariciar su mejilla. Cuando
lo estaba haciendo ella cerro los ojos y girando la cara la apoyo por completo sobre
la palma de mi mano. Luego los abrió y me regaló una sonrisa. Sentí que mi boca
se llenaba de salitre y de lágrimas.
Cuando
consiga atravesar las fronteras invisibles del tiempo estaré con ella y con ese
aire cobrizo de los atardeceres del eterno verano de Tortuguero