domingo, febrero 23, 2014

Sorbos cortos con sabor a besos largos


Marta Astrain
¿Sabíais que los castaños son los primeros árboles en revelar la llegada de la primavera? Con su verdor entierran ese otoño que avantonamente se aleja.  
Escribir es un puente de papel a la vida. Freud decía que lo único que puede hacernos felices es la realización de nuestros deseos infantiles.
Ahora, cuando creo que  lo más importante que ha sucedido en mi vida, ya ha pasado, escarbo en los recuerdos y traigo esos instantes que se van confundiendo en la memoria  como esos veranos que terminaron.
Se convierten en relatos que dejan ese poso de vida pasada. De pensamientos hechos a lo largo de los años. Relatos, retazos, retales del poso que permanece, aferrándose a la memoria.
Quizás esas hablillas sean mis deseos infantiles. Ese niño  que se sentaba en las tardes de frío en Cazulilla  a inventar historias de  imposibles, de islas apartadas, de piratas y  muy al fondo el mar, que sólo se percibía como una luz y un perfume remoto.
Entonces era un comienzo. Un presagio de lo que estaba por venir.
Pensaba en cualquier relato a sabiendas que era ficticio, que lo usaba como una cortina de humo para dejar de ser ese niño que se sentaba en las tardes frías de Cazulilla a inventar   y entonces me daba un chute emocional cuando lo plasmaba en un papel.
 Estaba escribiendo lo que quería sentir, lo que quería que fuera cierto. Estaba sembrando mis ilusiones y me agarraba a ellas como una nube al cielo que la sostiene. Eso era todo.
Los años pasaron no voy a decir vertiginosamente, pero si que pasaron dejando sobre mi vida una victoria invisible, una fisura angostísima en la escayola de mi molde.
Y ahora quiero poder sentarme bajo aquel castaño teniendo otra vez veinte años, un sueño para acariciar y una novia para esperar. Sentado allí aposté por sentirme feliz como casi había olvidado que se puede ser feliz
Eso es lo que yo quiero rescatar ahora, con mi edad. Y así lo rescato cuando escribo. Cuando escarbo en la memoria, evocando sin precisión alguna , tendiendo ese puente de papel a la vida